El noviciado es fundamentalmente una iniciación integral a la vida consagrada y a la experiencia del carisma y del patrimonio propio de la Congregación. Constituye un período realmente nuevo en el que se comienza a ser un miembro de la Congregación: «La vida del Instituto comienza con el noviciado».

Además, tal período posee un valor pedagógico excepcional: es el encauzamiento a un estilo nuevo de ser y de actuar, a su conocimiento y experiencia. Ese inicio de vida consagrada adquiere un valor fundante singular, que incidirá ventajosamente en toda la existencia.

La iniciación incluye dos perspectivas fundamentales: la primera consiste en un conocimiento y experiencia amplios del patrimonio espiritual de la Congregación de modo que prepare a la candidata a una opción responsable. De ahí la conveniencia de un alejamiento del ambiente ordinario y un recogimiento en lugares aislados para «estar con Jesús» (Mc 6,31) y para interiorizar los valores evangélicos. La segunda se refiere al discernimiento experimental de la idoneidad de las novicias para seguir el carisma .

 

Objetivo general de la etapa: Iniciar en la Vida Consagrada

 

Objetivos
  •  Formación humana: Favorecer un mayor conocimiento de la propia persona, que permita descubrir no sólo los aspectos más determinantes sino también los criterios de las motivaciones y comportamientos para ir logrando progresivamente la madurez humana.
  •  Formación comunitaria: Favorecer la experiencia de vida fraterna.
  •  Formación espiritual: Propiciar una auténtica experiencia de entrega total, a ejemplo de Cristo en su amor esponsal a la Iglesia, junto con otras hermanas.
  •  Formación para el carisma: Asimilar el carisma de la Congregación.
  •  Formación intelectual: Ofrecer los elementos básicos de la vida consagrada.
  •  Formación pastoral: Encauzar a la misión propia del Instituto.