Las Jerónimas de Puebla en la Eucaristía de la diócesis.

Para las religiosas Jerónimas la elaboración de las hostias es un verdadero apostolado al servicio de la Eucaristía, no tenemos precisa la fecha en que se comenzó este servicio pero son ya muchos años que se viene realizando, casi desde los inicios de la fundación, ha significado la entrega de la vida de todas las que formamos parte de este instituto.

Nuestras hermanas mayores platican que se inició trabajando en máquinas que funcionaban con carbón, con el tiempo fueron cambiadas por otras que utilizaban gas para calentar y actualmente son maquinas eléctricas las que se usan.

Presentamos fragmentos de una carta escrita por nuestro fundador en el año 1973, donde expresa lo que este apostolado significa para cada Jerónima:

Agua y harina; hierro y fuego; cuerpos e ilusiones; cansancios y desgastes; salud que se quebranta y edad que se consume.

Un día y otro día; un mes y otro mes, pasan los años inexorablemente. Todo va dejando su huella. Pero el trabajo no se suspende.

De manos femeninas, delicadas pero fuertes, y más aún, de voluntades recias y de obediencia suave y sobrenatural, van apareciendo blancos discos, delgados y finos. Son la materialización de un esfuerzo continuado, de una amorosa dedicación de corazones y manos consagradas al Señor en el ara del Altar.

Inclinadas día con día sobre las máquinas, sienten vivir su espíritu sobrenatural, alentadas y fortificadas con la santidad misma de Dios, a quien consagran sus esfuerzos y su perseverancia en el trabajo.

Esos discos inmaculados tiene un destino: UN ALTAR.

Allí dejarán de ser lo que la tierra y el trabajo de sus manos femeninas les comunicaron: un pan inmaculado, imponderable, en forma de luna blanca.

Allí serán santificados esos discos en las manos del Sacerdote, y al conjuro de palabras, de las palabras de Cristo, no solamente dejarán de existir, sino que SE CONVERTIRÁN EN EL MISMO CRISTO, muerto y resucitado, sacrificado y triunfante, vivo para siempre e inmortal y al mismo tiempo vivificador del cuerpo místico a través de cada uno de sus miembros, los que consumirán ese PAN VIVO BAJADO DEL CIELO.

 

En cada una de esas HOSTIAS va el aliento y el suspiro de almas JERÓNIMAS que le han entregado al Señor su cuerpo y su alma en pertenencia exclusiva, para santificarse ellas mismas en la Santidad de Dios y santificar a los HERMANOS en cuyos labios entreabiertos sea depositada una hostia verdadera, en la que va la huella del trabajo y las ilusiones de las Jerónimas.

Jerónimas más sacerdote consagrante, externamente es la multiplicación de los panes obrada por Cristo simbólicamente; realmente, verdaderamente, es PAN JERÓNIMO convertido en CRISTO por las palabras sacerdotales de Cristo, pronunciadas por medio de su ministro el sacerdote visible del sacrificio.

¡Manos esforzadas y alma entregada al ideal eucarístico, religiosa consagrada al servicio de la Eucaristía! yo te saludo emocionado, te engrandezco a los ojos de la Iglesia de Jesús, y te hago un llamamiento muy de mi corazón sacerdotal: Sirve a la Eucaristía, sirve a la Iglesia, sirve al sacrificio, sirve a la conversión eucarística (la consagración de la Misa). Pero no te olvides nunca de que la Eucaristía es sacrificio de Jesús, y de que no debes prescindir de tu sacrificio personal en la humildad y en el trabajo: sé humilde y santamente esforzada un día y otro día, un mes y otro mes, un año y otro más. Esos MILLONES DE HOSTIAS son tu cooperación por MILLONES a la santificación de las almas. Que tu alma quede santificada con tu humildad y tu trabajo aún antes de que esos MILLONES estén santificando a los hermanos en todos los rincones de la Diócesis que vio nacer tu Congregación Jerónima.

Pasan los minutos y las horas, sucédanse los días y los años, y esos ojos y esos labios y esos corazones no sabes más que recordar para tener presentes a los SACERDOTES. ¡CON ELLOS Y POR ELLOS, SENOR! ¡Por que sus ojos sepan contemplar la mies abundante de las almas; por los que sus labios alegren las multitudes con el verdadero Evangelio de tu Cristo; por que sus manos obren milagrosas perseverancias en el bien, y alcancen maravillosas transformaciones en las almas. Y porque nunca cesen de CONVERTIR EL PAN JERÓNIMO EN JESUS!

Y las horas pasan, y corren los días y desaparecen los años: pero el ALMA JERÓNIMA está siempre en adoración: y ama por los que no aman; y rezan por lo que no rezan; y glorifica por los que no glorifican al Señor; adoración, amor, oración y glorificación EUCARÍSTICOS que infunde en el cuerpo místico por obra de Jesús para el fortalecimiento de los sacerdotes de la Diócesis: de los sabios y de los que no son tanto; de los trabajadores incansables y de los que no son tanto; de los apostólicos y de los que no son tanto; de los humildes y de los atribulados; de los que corren y recorren los campos y de los que corren y recorren las ciudades; de los maestros y de sus discípulos:  

TODOS ESTÁN EN EL ALMA JERÓNIMA FRENTE AL PAN JERÓNIMO CONSAGRADO POR LOS SACERDOTES A QUIENES LES HA DADO LA JERÓNIMA SU ALMA, SU VIDA Y SU CORAZÓN SANTIFICADOS, PORQUE SON OTRO CRISTO en una realidad sobrenatural.

Que el servicio de la Eucaristía te sirva de santificación positiva. Y que pasen los días y los meses y los años; y que lleguen tus cansancios y tus enfermedades y los daños de la edad; te habrás hecho cada vez más santa por la Eucaristía y para la Eucaristía. Toda tú serás EUCARISTÍA..

Te ama inmensamente TU PADRE

Luis Maldonado Cortés